Mi amiga Lucía se había tatuado otras veces con
anterioridad y todo había ido bien en cuanto a los resultados y a la curación
de sus tatuajes.
Había decidido tatuarse un pequeño dibujo en el dorso
del antebrazo y acudió a Titania Tattoo para que Marta le realizase la
impresión. El día de la cita se pusieron manos a la obra y todo fue con
normalidad, pero unos días después, con el proceso de curación inacabado, Lucía
descubrió que el contorno de su nuevo tintazo tenía un color extraño y le
molestaba bastante. Al día siguiente informó a Marta y tras enseñarle el estado
del tatuaje ella tampoco sabía qué podía pasarle, aunque no tenía buena pinta,
por lo cuál decidió acompañar a Lucía a urgencias (al centro médico de la
Alamedilla) dónde una doctora la atendió ante lo que parecía algún tipo de
reacción extraña que le había producido una infección grave en la piel.
Contrastado que no se trataba de una negligencia por
parte de la tatuadora, procedieron a curarle la herida y tratarle la infección,
pero entonces la doctora (cuyo nombre ni especialidad desvelaremos) decidió por
su cuenta extraerle toda la tinta del tatuaje utilizando un cuando menos peculiar
y doloroso método consistente en pegar esparadrapo sobre el tatuaje y tirar,
despegando la tinta como si fuera una depilación de cera.
El tatuaje quedó anulado, la infección fue tratada y
tras un mes de curas y alrededor de diez más de espera para que regenerase del
todo la piel, durante los cuáles Marta estuvo en frecuente contacto para interesarse
por la recuperación de Lucía, se ofreció a volver a tatuarla lo mismo sin
cobrarle nada más.
Actualmente Lucía está sana, el tatuaje
bonito y todo ha acabado bien.
¿Por qué os cuento ésta historia real y cercana a mí?
Pues la comparto con vosotros para que veáis que a
veces el tema de los tatuajes se complica. Y no siempre es culpa del tatuador
por cometer una negligencia, o del paciente por no cuidarlo adecuadamente. Sea
tu primer tatuaje o el vigésimo, no deja de ser una agresión al organismo que
debe cuidarse, curarse y sobre todo vigilarse, informando a vuestro tatuador si
notáis algo fuera de lo normal o en caso de duda. Pues ellos han visto miles en
todo tipo de cuerpos y pueden asesoraros o evitaros una preocupación
innecesaria con su primera opinión (en el caso de Marta se portó como una
auténtica amiga con Lucía, pero seguramente cualquier profesional que os tatúe
también lo haría) y para eso siempre hay que tatuarse en estudios autorizados
con tatuadores que tengan en vigor su licencia de sanidad. Evitad siempre
dejaros tatuar por amigos que están empezando y “hacen sus pinitos en casa” sin
apenas medios, o en estudios de tatuaje dónde carezcan de los permisos y
certificados oficiales necesarios.
Del mismo modo, un doctor es una persona cualificada
para trataros sobre casi cualquier tipo de enfermedad, pero en cuanto a
tatuajes y sus complicaciones, intentad acudir a consultas de médicos
especializados. Pero si no puede ser y el médico de cabecera de turno que os
atiende intenta haceros algo, digamos “raro”, como arrancaros la tinta de un
tatuaje infectado con esparadrapo, consultad una segunda opinión de otro
profesional antes de dejaros hacer algo que amén de doloroso e innecesario os obligue
a experimentar una práctica poco menos que medieval en vuestras carnes.
Luis.
Hola, me llamo Curry. Hace dos años me tatuó Marta y quedé encantada. Por casualidad no sabrás que ha sido de ella. Mi piel pide tinta y me encantaría poder repetir.
ResponderEliminarHola Curry.
EliminarLo cierto es que la última vez que supe de Marta aún tatuaba en Titania Tattoo. Pero después el estudio cerró y le perdí la pista totalmente.
A lo mejor podría ayudarte a localizarla Laura ("Laura Titania" es su cuenta de Facebook, por si quieres escribirle) que es la otra chica que trabajaba con ella en el estudio de Gran Vía.
Siento no poder ayudarte mas, espero que tengas suerte en tu búsqueda y pronto puedas volver a tatuarte.
Saludos.